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Las personas que se perciben ricas viven un 30% más: La relación entre la riqueza y la longevidad

Estudios científicos han demostrado consistentemente una fuerte correlación entre la riqueza y la longevidad. Las personas más acomodadas tienden a vivir más tiempo debido a una variedad de factores que incluyen un mejor acceso a la atención médica, ambientes de vida más saludables y niveles de estrés más bajos asociados con la seguridad financiera.

 

Un estudio notable que utilizó datos del Health and Retirement Study (HRS) encontró que la diferencia en las tasas de supervivencia entre los deciles más ricos y más pobres era significativa, con individuos más ricos viviendo en promedio hasta 13.5 años más. El estudio subrayó que una mayor riqueza a menudo conduce a mejores resultados de salud porque permite el acceso a atención médica de alta calidad, alimentos más saludables, vecindarios más seguros y más tiempo libre para actividades que promueven la salud (American Council on Science and Health).

 

Otra investigación publicada por el Urban Institute también examinó la relación entre el ingreso, la riqueza y la salud. Enfatizó que niveles más altos de ingresos y riqueza están asociados con tasas de mortalidad más bajas y una mejor salud general. Esta conexión se debe en parte a la capacidad de pagar una mejor atención médica y vivir en entornos menos contaminados, pero también porque la estabilidad financiera reduce el estrés, lo cual es un factor significativo en muchas condiciones de salud (Urban Institute).

 

La correlación entre la riqueza y la longevidad se observa no solo en países desarrollados, sino también en países en desarrollo. Sin embargo, en estos últimos, la relación puede estar más influenciada por percepciones relativas y factores subjetivos como la esperanza o la desesperanza, en lugar de simplemente el acceso a mejores servicios de salud y entornos de vida más saludables.

 

Un estudio realizado en cinco países en desarrollo (publicado en BMC Geriatrics) mostró que el estrés financiero subjetivo está fuertemente asociado con la percepción de la salud y la calidad de vida. Las personas que reportaron tener suficiente dinero para satisfacer sus necesidades diarias mostraron mejor salud, menor depresión y mayor satisfacción con la vida en comparación con aquellas que tenían dificultades financieras. Este hallazgo sugiere que la percepción de seguridad financiera y la capacidad de satisfacer las necesidades básicas tienen un impacto significativo en la salud y el bienestar percibido, incluso en contextos de menor riqueza (BioMed Central).

 

Adicionalmente, un análisis del sitio Our World in Data encontró que, dentro de los países, las personas con mayores ingresos tienden a reportar niveles más altos de satisfacción con la vida. Este patrón es consistente incluso en países con diferentes niveles de desarrollo económico, indicando que la percepción relativa de bienestar económico influye en gran medida en la felicidad y la satisfacción personal (Our World in Data).

 

Estos estudios resaltan la importancia de factores subjetivos y relativos en la conexión entre riqueza y longevidad, especialmente en contextos donde los recursos materiales pueden ser limitados. La percepción de estabilidad y seguridad financiera puede ser crucial para la salud y la longevidad, independientemente del nivel absoluto de riqueza.

 

Se hace así necesario reforzar las políticas y mecanismos, como los seguros de dependencia, que puedan proporcionar una red de seguridad financiera y mejorar la percepción de estabilidad y bienestar, contribuyendo así a una mejor salud y mayor longevidad.

 

Esta relación entre la riqueza y la salud tiene implicaciones directas para la necesidad de seguros de dependencia en nuestro entorno. A medida que las personas envejecen, la probabilidad de desarrollar condiciones que requieren cuidados a largo plazo aumenta. El seguro de dependencia proporciona una red de seguridad financiera, asegurando que las personas tengan los recursos para pagar la atención necesaria sin agotar sus ahorros. Esto es crucial para mantener la calidad de vida y reducir la carga financiera sobre las familias.

 

El seguro de dependencia es particularmente importante para aquellos que pueden no tener una riqueza sustancial en la que apoyarse. Asegura que, incluso en casos de dependencia severa o gran dependencia, las personas puedan recibir apoyo y cuidados constantes. Al planificar con anticipación con este tipo de seguro, las personas pueden asegurar su futuro y mitigar los riesgos asociados con el envejecimiento y el deterioro de la salud, cerrando así la brecha que la riqueza por sí sola no siempre puede cubrir.

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